Mi participación en la escena nº 17 de Literatuas: en un castillo
La princesa está triste. ¿Qué tendrá la princesa?
La princesa está triste. ¿Qué tendrá la princesa?
Está sola,
aburrida, la princesa está presa.
Un dragón la ha
encerrado en un ruin calabozo
de un castillo de
monstruos y mil trampas plagado.
Todo el reino le
teme al reptil tan osado,
Y así, nadie se
atreve a poner fin a su gozo.
La princesa suspira porque su
mensajero
traiga nuevas
noticias sobre aquel caballero
que ha salido en su
busca, que la va a rescatar.
Un sinfín de
enemigos va venciendo a su paso,
Cada trampa que han
puesto resultó en un fracaso;
La princesa, en sus sueños, lo imagina volando
por las nubes, o
bajo de los mares nadando.
Le dicen que el guerrero no se asusta por nada,
Le dicen que el guerrero no se asusta por nada,
ni barreras de
fuego, ni los pozos de lava,
ni el abismo
profundo o la fiera más brava.
Pronto llega al
castillo donde ella es guardada.
¡Ay, quién viera el destrozo que
provoca allí dentro!
El dragón, sobre un
puente, ya espera el encuentro,
Cuando llega el guerrero,
lanza rayos de fuego
y con voz
resonante: “Se ha acabado el juego.”
Pero aquél no le
teme y lo enfrenta sin miedo.
El héroe de azur y gules ya está por
saltar,
y en el aire, una
llama lo hubo de rozar,
él perdió el
equilibrio, del puente fue a caer,
y perdió su última
vida el buen extranjero.
Y así termina esta
historia de Mario el Plomero,
se oscurece la
pantalla, y dice “Game Over”.
Imagen extraída de http://www.zerochan.net/14899
Imagen extraída de http://www.zerochan.net/14899
Muy gracioso y salado! Rubén Darío y Miyamoto se dan la mano. Muchos hemos crecido salvando a la Princesa Peach por mundos y hasta galaxias en la Wii. Aunque no todos disfrutan de la épica aventura de Mario, como por ejemplo Fernando Castro Flórez: "Todos los esforzados asaltos a castillos inexpugnables ni siquiera eran recompensados por un casto beso, sino que el «premio» era volver a comenzar en otro mundo. Ciertamente, la cultura de los videojuegos es una mezcla de lo que Freud llamara «compulsión de repetición» con la certeza postmetafísica o incluso atea de que no hay redención posible."
ResponderEliminarJajaja, bueno, me alegro de que te haya gustado! El análisis que propone ese señor es muy interesante, pero deja de lado el carácter adictivo que tienen a veces los "jueguitos", creo que tod@s los que hemos jugado nos alegramos de llegar al final (cuando lo logramos, je), pero sentimos una especie de vacío, como de "¿y ahora?"
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar!